Por
Adriana María Mora Londoño
Psicóloga
Terapeuta
y Facilitadora Reiki
TERRYSOL, como Tierra y Sol, ese es el
nombre de uno de esos maravillosos viajeros que acompañan mi caminar. Es un
gato siamés, cafecito oscuro, como el color de la tierra, y ojos azules, color cielo; y a veces al mirarlo me
hace re-cordar, pasar por el Corazón, y que me
pregunte por esas dos fuerzas psíquicas presentes en cada hombre, al
interior de cada mujer, donde habita
esa pareja compuesta por
ese “alguien” que nos tira hacia abajo,
hacia la unión, el encuentro con la Madre Tierra; y con la misma intensidad vive en nosotros ese “otro”, que
nos jalona hacia arriba,
hacia la unión, el encuentro con el Padre Sol
Y miro el arriba y miro el abajo, y me pregunto
¿dónde se encuentran? ¿cómo se concilian estos “dos” en mi
y en ti?
¿cómo integrarlos para que vivan juntos y felices por
siempre?
¿Y que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre?
Nos hemos dividido, y ahora nos queda sólo volver a la
Unidad del dios y la diosa en mi, al integrar, ligar, religar
(religare), volver a vivir la
Religión en nuestro Ser, algo
así como Re-Unir en mi
el Poder de la Luna y el Sol, La Noche y el Día, el Frío y el Calor,
el Agua y el Fuego, sin que éste se apague; la Tierra y el Aire, sin que éste
la arrase; el Negro y el Blanco, el Yin y el Yang, la Sombra y la
Luz, Mi Sombra y mi Luz; la Madre en mi, el Padre en
mi; Mi Femenino con mi
Masculino, Mi Mujer y Mi Hombre adentro, sin que se opongan, y que donde está el
uno, esté también el otro, como dos
fuerzas que unidas nos permitan movernos
hacia afuera y a la vez, en la profundidad
de nuestro adentro, como complemento, iluminando, sin opacar, sin atacar.
Mi hombre interior, mi masculino, mi fuerza Yang, mi Padre adentro, me conecta con mi Espíritu, que me aporta el vigor, el Ánimo, la Fuerza, el Aliento, la Luz, mi parte consciente,
superior, aérea, celeste, divina, la que sabe, me muestra el camino al mundo y
me permite relacionarme con mi afuera, en referencia a los compromisos, la
labor - la Misión, el Servicio- el dinero, las relaciones, los límites,
las leyes, los principios y valores; y a la vez
diferenciarme,
individualizarme, reconocerme como un ser único, separado del otro.
Así como lo enseña la misma naturaleza, el pene está hacia
afuera, mientras que la vagina es profunda, hacia adentro; nos movemos desde
nuestro ser masculino para darnos, para penetrar en el
otro, mientras que desde nuestro ser femenino recibimos, permitimos ser
penetrados, como una danza entre el dar y el recibir, siempre en unión, sin división. Mi masculino, mi Yang,
inspirado desde lo fuerte, unido a mi
femenino, mi Yin, nutrido desde lo suave, para que mi
masculino no se torne agresivo, dejándome habitar así por un hombre fuerte
y a la vez amoroso, que “siendo tierno, tenga la fuerza del mar y el deseo de los vientos”
En tanto que de la mano de mi mujer interior, mi femenino,
mi fuerza Yin, mi Madre adentro, me
conecto con mi Alma, que me
permite Re-Conocer mi parte
animal, inferior, humana, instintiva, terrestre; para así viajar hacia mi
mundo interior, entrar en la espesura de mi propia selva; navegar en lo
profundo de mi océano psíquico, donde habita lo inconsciente, lo misterioso, lo oculto, lo profundo,
la Sombra que habita en
mi ser, y que a la vez necesita ser penetrada e iluminada por la Luz que me lleve a vivir en Conexión y Arraigo, con Fuerte y Profunda Raíz
en Mi Ser, y desde el Cuidado y la Com-Unión con el Otro.
Finalmente, se oye hablar de la guerra entre hombres y
mujeres, en tanto que si afuera llueve, adentro no escampa. Entonces no queda
más que resolver el
conflicto de los polos “opuestos” primero en cada hombre, en cada
mujer; creando al interior de
cada ser, el Ritual
de la Boda Mística.
Tal vez así nos demos a la
tarea de Cre-Ser
Aprendiendo el Arte de
Amar y Cuidar el Alma, para permitir que nuevamente aparezca, reluzca,
brille e irradie su Luz nuestro Gran TESORO, y que el
fruto madure, hasta llegar
a la etapa en que nos convirtamos en nuestro propio padre y nuestra propia
madre, liberándonos de las figuras externas de papá y mamá, y
construyéndolas en nuestro interior, en lugar de estar buscando afuera aquello
que aún no hemos Gestado ni dado a Luz en nuestro Ser:
Nuestro Femenino y Masculino en Unión Interna
He Aprendido que en eso de integrar
el Yin con el Yang, los gatos son
grandes Maestros, pues nos enseñan lo que es el moverse desde el Yin, a través del Con–Tacto, con Suavidad, Sutileza,
Sigilo y Cautela, desde el Misterio, a través de su “Mirar Profundo”; Y en unión a la vez con la Fuerza del Yang, sin depender; siendo los dueños y defensores de su
territorio, su espacio; estableciendo los límites necesarios
para conservar su Autonomía, Libertad e Independiencia; Y sin dejar por ello de ser Mimosos,
Tiernos y Amorosos